Me ganan las ganas de plasmar un sentimiento. Como si fuera uno solo.
Y como si se pudiera plasmar.
Quiero nombrar todas las cosas, entre ellas, ese sentimiento.
Como si fuera uno solo, y no mil. Y como si las palabras pudieran tatuar el sentir.
Son mil, pues, pero es también solamente uno, de intensidad considerable y de permanencia
amenazante.
Luego fuctúa, pues. Luego se esconde, o eso me hace creer, porque siempre reaparece, igual de
fuerte, plasmado en, por ejemplo, tu sonrisa.
Y me amenaza con quedarse o con transformarse; solidifcarse, ampliarse, diversifcarse, crecer.
Amenaza con unirme a ti de modo irrevocable. Unirme contigo fuera del espacio para la renuncia,
eso amenaza. Consecuencias llenas de incertidumbre.
Lo cierto es que también ya ocurren. Transcurren. Discurren. Entre nuestras manos, miradas, risas,
cervezas, perros, existencias, mañanas de lunes, de domingo o de jueves, el peor día de la tierra.
Pero las consecuencias de nuestros actos son nuestros actos, cada vez más motivados por la
intimidad, entre muchas otras cosas, que quiero nombrar. Actos-consecuencia. En una cadena
infnita que, dicen, un día se acaba.
Antes que acabe la cadena, si acaba algún día, quiero nombrar todas las cosas. Siempre.
Y tal vez sea una sola.
Aunque también me queda claro que trasciende las palabras. Por eso digo que es uno, pero podrían
ser mil. Por eso trato de expresarlo, pero también trato solo de sentirlo. A veces puedo (sentirlo),
otras no (expresarlo).
Por eso de pronto prefero que lo plasme tu sonrisa en, digamos, el bosque.
Un grito que se escuche hasta el pico del águila.
Un pellizquito en la oreja. Un encontrar otras formas: una ternura inefable, creciente y cálida, por
ejemplo.
Un camarón desvenado.
Un chile bien desflemado.
Mucha salsa.
Poquita.
Nada.
Toda.
Un todo, ya, siempre, desde ahorita y para siempre: todo el tiempo.
Un espejo. (Dos, en realidad: el de tu cuarto y el de nuestra mirada, encontrándose).
Un baño.
Un Yo adentro de ti.
Una Tú alrededor de mí.
Un nosotros.
Y contra el mundo, facura.
Una Locura.
Dos locuras.
Y unas cubas.
Bien servidas, de albañil; saber el sabor que le falta.
Y dárselo:
Tú y yo, pues.
Lo bonito que suena si te lo digo, si me lo dices.
Mil cosas. Una sola cosa. Ninguna cosa. Todas las cosas.
Mil palabras, pero un solo sentimiento, amor.
9 de agosto de 2023
Cubas de albañil
12 de abril de 2023
Palabras
Encuentro algo en tu nombre recortado:
Cadencia rítmica y música afín
Al escribir estas rimas sin fin
Solo entiendo la espera calmado
Desde un lujo espontáneo, improviso planificación
Le hago espacio a mis ganas de dejar de buscar
Cauteloso de promesas que no voy a enunciar:
Sin prometer nada, asomo el corazón
Palabras de una nube en formación
Canto líneas, versos y momentos
Agua adentro y agua afuera, llueve en segmentos
En la lluvia de afuera me falta intuición
En marcha, a su tiempo, este es mi intento
Contactando cada pausa entretenida
Mientras contemplo una palabra contenida
Observo mis pies recorrer un camino incierto
Contento (lo digo con sinceridad)
Pues tu mirada le sacó un brillo extraño a mi espejo
Comparte más que un único reflejo
De cerca, hablo del reflejo de la realidad
Habría que ver si el micelio pudiera
En cada hilo, palpar su propia temperatura
Descubrir, también, si crece con soltura
Desde algo íntimo que no siempre conecta
Cuando te encontré la mano
Tatuado en el momento el lugar
Me ocurrió lo que necesitaba: dejé de pensar
Y luego pensé: todavía es temprano
El clima avisa cosas que no sé compartir
Al tiempo que mi barco deriva
Abre y sube las velas hasta arriba
Como el viento no tiene rima, me invita a sentir
¿Es de noche o es de día?
¿Son estrellas o es mi mente?
¿Es el viento o es la suerte?
¿Interpreto la ruta o me guías?
En seco, fantaseo lluvia intempestiva
Ya mojado, cambia el clima
Sin planos, por ahora, en la mira
Exploro, navegando, esta duda asertiva
Ojalá que el baile siga y siga y, en cada paso
Entienda, más o menos, dónde estoy parado
A veces seco, a veces mojado
De una tormenta que, perfectamente, cabría en un vaso
Le doy brillo a la luz que imagino (¿es claridad?)
¿Cómo puedo distinguir la fuente?
Escribo estas metáforas como puente
¿Llegarías, si te espero a la mitad?
1 de abril de 2023
41 vueltas
Lucía templada la noche.
Hacia el final, caminando, te dije que me gustabas tanto que podría despertar a tu lado, en la mañana. Una vez, dos veces, 27 veces.
41 veces también; con sus respectivas noches antecedentes, y con los astros alineados en virgo, ascendente aries.
Lucía: el cambio de temperatura de la noche se estancó en mi espacio.
Fue mi corazón quien se sintió en desventaja. En parte, claro, porque dije que me gustabas un chingo cuando lo que correspondía era escuchar a la atracción. También porque al acto de decirlo no le correspondió nada.
Y es que la semántica me significa lo más relevante para el primer encuentro entre dos mentes. Sus campos, sus archivos, su arte, sus orígenes.
También quedarme en mi estanque fue, paradójica y parabólicamente, abrir algunos de los archivos secretos de mi historia, casi sin trabas. Quiero decir que mostrarte mis trabas (la marca de mi trauma origen: el amor a cuentagotas) fue también un ejercicio denso en fluir.
En mis campos semánticos, la atracción, el gusto y el amor, se van redefiniendo por etapas, como una constelación en formación: polvo cósmico en tránsito estelar.
Así, la osadía al decir "me gustas", en vez de decir "me atraes", me transparenta primero conmigo: los cuerpos centrales de este polvo cósmico siguen siendo nebulosas.
Hacia la última vuelta, recalculé y recomputé el camino; mientras nos movíamos en círculos, mi discurso se enredó en otro círculo, contradictorio; y confieso que, aunque no sabía qué buscaba hasta antes de la primera taza de té, me encontré de frente con la belleza de tus cejas enmarcando tus palabras en tres dimensiones.
Primero, escuchabas muy atenta. Luego, dejaste de escuchar.
Y entonces te dije, desde luego: "me gustas".
Realidad virtual
da paso a una única salida
de la dimensión restringida
y a un contacto lateral,
tímido en la espalda
mi cautela, afuera, al transitar
es para cerrar los ojos y respirar
y escuchar cómo el pasado también respira
mi mano apenas en tu cuerpo
tacta la temperatura del agua
siento cómo el frío atrapa
a la mente en un proceso que no fragua
abrirse a sentir significa estar vivo
la antítesis de mi contradicción
es que mis manos no necesitan explicación
para sentir que, simplemente, no ocurrió
Al final, un giro de volante inesperado nos colocó, a tiempo, en la entrada de tu edificio. Y me bajé del carro para volver a consultar con el tacto lo que mi mente bloqueaba: la temperatura y la química de nuestras aguas en libertad buscaron sin encontrar.
Metafóricamente, podría volver a recorrer tu camino para intentar encontrarnos (una vez más, sin número). Pero los estanques dicen más vacíos que llenos: el puente tenía un candado sin llave.
18 de marzo de 2023
Superpoder
Tengo un superpoder
del que no he hablado
consiste en inflar con aire el mundo
de las expectativas de los individuos
dividir todo luego en dos
(también cocinar arroz
y ponerle atún)
Seis líneas en vez de cuatro
para romper todas las reglas
inventar unas nuevas
como si al hacerlas
inventara una nueva relación
que añadiera a mi cuarto un espacio para dos
En múltiplos pares caben dos
caben tres, cuatro y seis, iguales
no sé si por necesidad, o por distancia
pero, si las letras tuvieran fragancia
el olor de este escrito suelto sería un borrador
que da a pensar que antes de la nada siempre hay voz
Que si mi superpoder infla
el tiempo que hay que esperar
no es trivial observar
qué palabras llenan el tiempo entretanto
para dos, entretenidos, nunca es tanto
pues la característica central del tiempo es siempre llegar a un fin
Inicio de algo más
puerta-ventana-aluminio-calcomanía-litera
alitera entera como sudadera
suda y rima, encima
de lo que no puede saberse de inicio
escribir y leer, leer y escribir, alternados
linternados e iluminados
para, aún inflado y expectado, no poder saber a dónde vas
Planicie metafórica
Sol del tiempo en curva
Gravitación de hoyo blanco (teórico)
Mar de materia oscura y estrellas conexas
Tópico capital extradistante
Trópico capital extraterrestre
Metatexto autorreferencial en inicios sustantivos
Fines adjetivos
Procesos creativos
Y medios adverbiales
Metatexto porque es así como escribo
La rima fluye cual cuchara en miel
En el estanque de tu piel
Un día cambié de nombre
No fue por ti, fue por la cumbre
En la cima, el derrumbe
Aligeraba el vacío de la saciedad cautiva
Limaba el confin de un cambio innecesario
Que al volver al origen se hizo evitable
Y saltamos
Desde bien abajo, hasta lo más alto
Luego caímos, inversos
Invertidos en lo que consutrimos
Pues le sacamos dividendo
División de tres entre dos
Que para no partir en decimales
Se cortó en relación uno a dos
Ganamos todos
Perdimos animales
Cual ovjeas
Trasquiladas,
Soltamos lana
Y me graduaste en soledad
Si no dejo de escribir, es por drama
Aquella que emana
Del corazón que casi sanó
Al que le faltó un pedacito
Y al que, en vez de curarse solito
Tú curaste
Y se retiró
para convertirse en hueco
de respiración
Crípticismo craneal
Aurora Boreal
Lesión sádica
accidental
maromática
Y aromática
Cual vela con sal
Respiro final
Respiro inicial
Conexión especial
Y la magia
De entender
La distancia ideal
4 de marzo de 2023
Tres detalles
¿Y si paro de contar? ¿Dónde acabarían los números? Seguro antes de llegar al infinito.
La luna bajó para que le apuntáramos y se puso grande, amarilla y dispuesta. Casi como si dijera: "dispara".
Aterrizamos en algún cerro, pues las estrellas requerían un agujero de gusano que no abrió la puerta desde el pecho. Quizás después.
La referencia al amor dada por la bandera de la intensidad hubo de cambiar su lírica, sus instrumentos, sus fantasías. Convertirse en el riesgo de una apuesta segura.
A tercera vista, surgieron tres detalles que nombraré crípticamente, a modo de juego. No hablo de las cosas que "después me podrían molestar", porque, si nos teletransportamos, el tiempo al que denomina la palabra después será otro y despúes ya no será después; en todo caso, será ahora, y en un ahora continuo, nada me molesta, ni siquiera mil disculpas.
Digresiono.
Invocamos, pues, de regreso, a la luna tres veces. La primera en mis oídos de nieve. La segunda en mi vista fría para el vino. La tercera en el sabor de tu cuerpo, Sofía.
Y fue el sabor de tu cuerpo el que desencriptó el mensaje.
Luego, claro, también el sueño en un claro de luna que desapareció y volvió a aparecer en otro momento: alusión a viajes temporales, a dormir en un punto geográfico y despertar en otro.
Suponiendo que todo lo que pase entre este ahora y aquel otro ahora sea como tener los ojos cerrados e integrar un sentimiento fuerte.
Que los días de la semana entre tres y cuatro, y justo un número antes de llegar al infinito, pasen tan rápido como quedarse dormido a tu lado. Con la misma calidez, al menos.
¿Dónde apareceremos cuando volvamos a abrir los ojos para encontrarnos?
22 de febrero de 2023
Magia, trigésima sexta parte
Te quiero contagiar de magia y regresar a las oraciones largas y a los párrafos de más de una línea.
Hace exactamente (más o menos) veinte años, me senté en una banca verde y le puse al destino un pedal misterioso. Ella, tímida también en su atrevimiento, pisó. Era un día de reyes que me traería el único regalo que he estimado más que cualquier videojuego: la realidad de sentirse aceptado.
Entonces, tras mucho recorrido en el mismo terreno de juego, puedo decir que las huellas han dejado marcado el sendero que apunta a recorrerlo de nuevo.
¿Qué cambio traen las décadas que uno sigue siendo capaz de ver las cosas desde el interior del mismo patrón de apego con un tercer ojo viéndolo todo desde afuera? ¿Con un cuarto ojo viendo a los otros tres? ¿Con un quinto que carga el nombre del futuro?
Me confunde la flecha del tiempo. Atrás, adelante o, simplemente, aquí y ahora.
La derrota de los años, como un severo contraste con la victoria de los días, dice que es aquí y que es ahora: ¿en dónde te platico, Sofía?
Me arriesgo a escribir tu nombre en un momento que no está escrito.
Escucho la advertencia de la historia y, esta vez, solo me preparo para no saber qué sigue.10 de febrero de 2023
Sintonía disímil
te vi venir, Tebi
como conejillo de indias
mal traducido
casi le pego así a tu apellido
hyphenado pa que suene más acá
bien-pinche-intenso
desde Michoacán
andaba ya bien inspirado
año dosmil y algo (ochenta y seis, en realidad)
pues hasta de los amigos del pasado
pudimos encontrar tema común
como aquél mamador
yo quería mamar
con la lengua
abrir alguna compuerta
ser la clave de algún círculo-futuro-anterior
pero mi lengua y tu lengua
no se encontraron
hablaron de algo no nombrado
del disgusto de un solo taco
de ojo, de trompa, de dos
empecé por la oreja
chiquita y bien pegada
también, obvio, agujerada
así como manda dios
¿crees?
¿todo o nada?
¿coincidencia?
ya después de treinta y tantos, todo es ciencia
y la magia queda relegada
al recuerdo de los dos mils
en una botella de vodka quebrada
en la vergüenza de ser quienes somos
de desear lo que deseamos
desde el nivel rodillil hasta el álmico
pasando por lo pragmático
y (casi) llegando
de mis cosquillas a tu fin
me regalaste este poema
si puedo llamarle de alguna manera
inspirado en el silencio
de lo que Arjona nunca enunció
te lo regalo de regreso
hazle espacio en tus oídos
del círculo conversacional al infinito mal dibujado
déjame abrir con la clave de lo disfrutado
y cerrar con la imperfección en que te-bi.