Encuentro algo en tu nombre recortado:
Cadencia rítmica y música afín
Al escribir estas rimas sin fin
Solo entiendo la espera calmado
Desde un lujo espontáneo, improviso planificación
Le hago espacio a mis ganas de dejar de buscar
Cauteloso de promesas que no voy a enunciar:
Sin prometer nada, asomo el corazón
Palabras de una nube en formación
Canto líneas, versos y momentos
Agua adentro y agua afuera, llueve en segmentos
En la lluvia de afuera me falta intuición
En marcha, a su tiempo, este es mi intento
Contactando cada pausa entretenida
Mientras contemplo una palabra contenida
Observo mis pies recorrer un camino incierto
Contento (lo digo con sinceridad)
Pues tu mirada le sacó un brillo extraño a mi espejo
Comparte más que un único reflejo
De cerca, hablo del reflejo de la realidad
Habría que ver si el micelio pudiera
En cada hilo, palpar su propia temperatura
Descubrir, también, si crece con soltura
Desde algo íntimo que no siempre conecta
Cuando te encontré la mano
Tatuado en el momento el lugar
Me ocurrió lo que necesitaba: dejé de pensar
Y luego pensé: todavía es temprano
El clima avisa cosas que no sé compartir
Al tiempo que mi barco deriva
Abre y sube las velas hasta arriba
Como el viento no tiene rima, me invita a sentir
¿Es de noche o es de día?
¿Son estrellas o es mi mente?
¿Es el viento o es la suerte?
¿Interpreto la ruta o me guías?
En seco, fantaseo lluvia intempestiva
Ya mojado, cambia el clima
Sin planos, por ahora, en la mira
Exploro, navegando, esta duda asertiva
Ojalá que el baile siga y siga y, en cada paso
Entienda, más o menos, dónde estoy parado
A veces seco, a veces mojado
De una tormenta que, perfectamente, cabría en un vaso
Le doy brillo a la luz que imagino (¿es claridad?)
¿Cómo puedo distinguir la fuente?
Escribo estas metáforas como puente
¿Llegarías, si te espero a la mitad?
12 de abril de 2023
Palabras
1 de abril de 2023
41 vueltas
Lucía templada la noche.
Hacia el final, caminando, te dije que me gustabas tanto que podría despertar a tu lado, en la mañana. Una vez, dos veces, 27 veces.
41 veces también; con sus respectivas noches antecedentes, y con los astros alineados en virgo, ascendente aries.
Lucía: el cambio de temperatura de la noche se estancó en mi espacio.
Fue mi corazón quien se sintió en desventaja. En parte, claro, porque dije que me gustabas un chingo cuando lo que correspondía era escuchar a la atracción. También porque al acto de decirlo no le correspondió nada.
Y es que la semántica me significa lo más relevante para el primer encuentro entre dos mentes. Sus campos, sus archivos, su arte, sus orígenes.
También quedarme en mi estanque fue, paradójica y parabólicamente, abrir algunos de los archivos secretos de mi historia, casi sin trabas. Quiero decir que mostrarte mis trabas (la marca de mi trauma origen: el amor a cuentagotas) fue también un ejercicio denso en fluir.
En mis campos semánticos, la atracción, el gusto y el amor, se van redefiniendo por etapas, como una constelación en formación: polvo cósmico en tránsito estelar.
Así, la osadía al decir "me gustas", en vez de decir "me atraes", me transparenta primero conmigo: los cuerpos centrales de este polvo cósmico siguen siendo nebulosas.
Hacia la última vuelta, recalculé y recomputé el camino; mientras nos movíamos en círculos, mi discurso se enredó en otro círculo, contradictorio; y confieso que, aunque no sabía qué buscaba hasta antes de la primera taza de té, me encontré de frente con la belleza de tus cejas enmarcando tus palabras en tres dimensiones.
Primero, escuchabas muy atenta. Luego, dejaste de escuchar.
Y entonces te dije, desde luego: "me gustas".
Realidad virtual
da paso a una única salida
de la dimensión restringida
y a un contacto lateral,
tímido en la espalda
mi cautela, afuera, al transitar
es para cerrar los ojos y respirar
y escuchar cómo el pasado también respira
mi mano apenas en tu cuerpo
tacta la temperatura del agua
siento cómo el frío atrapa
a la mente en un proceso que no fragua
abrirse a sentir significa estar vivo
la antítesis de mi contradicción
es que mis manos no necesitan explicación
para sentir que, simplemente, no ocurrió
Al final, un giro de volante inesperado nos colocó, a tiempo, en la entrada de tu edificio. Y me bajé del carro para volver a consultar con el tacto lo que mi mente bloqueaba: la temperatura y la química de nuestras aguas en libertad buscaron sin encontrar.
Metafóricamente, podría volver a recorrer tu camino para intentar encontrarnos (una vez más, sin número). Pero los estanques dicen más vacíos que llenos: el puente tenía un candado sin llave.