9 de abril de 2010

Amigos

Triste al ver que muchas de mis palabras ya no tienen eco. No puedo estar seguro de que así fuera, pero recuerdo que sonaban más de una vez.
Y no necesito irme a un monte perdido, a un desierto inhóspito o a una cabaña alejada de la civilización —recetas adecuadas, todas, de acuerdo con lo que he escuchado, para desvincularse de la sociedad— para estar solo. Me gusta, es lo que pasa, disfruto esta soledad parcial que se deshace con cada persona nueva que desconozco, que se reinventa cada que me despido de alguien conocido.

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