9 de agosto de 2023

Cubas de albañil

Me ganan las ganas de plasmar un sentimiento. Como si fuera uno solo.
Y como si se pudiera plasmar.
Quiero nombrar todas las cosas, entre ellas, ese sentimiento.
Como si fuera uno solo, y no mil. Y como si las palabras pudieran tatuar el sentir.
Son mil, pues, pero es también solamente uno, de intensidad considerable y de permanencia
amenazante.
Luego fuctúa, pues. Luego se esconde, o eso me hace creer, porque siempre reaparece, igual de
fuerte, plasmado en, por ejemplo, tu sonrisa.
Y me amenaza con quedarse o con transformarse; solidifcarse, ampliarse, diversifcarse, crecer.
Amenaza con unirme a ti de modo irrevocable. Unirme contigo fuera del espacio para la renuncia,
eso amenaza. Consecuencias llenas de incertidumbre.
Lo cierto es que también ya ocurren. Transcurren. Discurren. Entre nuestras manos, miradas, risas,
cervezas, perros, existencias, mañanas de lunes, de domingo o de jueves, el peor día de la tierra.
Pero las consecuencias de nuestros actos son nuestros actos, cada vez más motivados por la
intimidad, entre muchas otras cosas, que quiero nombrar. Actos-consecuencia. En una cadena
infnita que, dicen, un día se acaba.
Antes que acabe la cadena, si acaba algún día, quiero nombrar todas las cosas. Siempre.
Y tal vez sea una sola.
Aunque también me queda claro que trasciende las palabras. Por eso digo que es uno, pero podrían
ser mil. Por eso trato de expresarlo, pero también trato solo de sentirlo. A veces puedo (sentirlo),
otras no (expresarlo).
Por eso de pronto prefero que lo plasme tu sonrisa en, digamos, el bosque.
Un grito que se escuche hasta el pico del águila.
Un pellizquito en la oreja. Un encontrar otras formas: una ternura inefable, creciente y cálida, por
ejemplo.
Un camarón desvenado.
Un chile bien desflemado.
Mucha salsa.
Poquita.
Nada.
Toda.
Un todo, ya, siempre, desde ahorita y para siempre: todo el tiempo.
Un espejo. (Dos, en realidad: el de tu cuarto y el de nuestra mirada, encontrándose).
Un baño.
Un Yo adentro de ti.
Una Tú alrededor de mí.
Un nosotros.
Y contra el mundo, facura.
Una Locura.
Dos locuras.
Y unas cubas.
Bien servidas, de albañil; saber el sabor que le falta.
Y dárselo:
Tú y yo, pues.
Lo bonito que suena si te lo digo, si me lo dices.
Mil cosas. Una sola cosa. Ninguna cosa. Todas las cosas.
Mil palabras, pero un solo sentimiento, amor.