11 de enero de 2010

La de buró

La borrachera más triste es ésa que te da tanto tiempo para estar contigo mismo, tanto tiempo para reflexionar, que te termina llevando a la tristísma, desalentadora y pesada conclusión —siempre correcta— de que mañana será un día difícil (al menos en la mañana, cuando más duele la cabeza, cuando mejor sabe el agua).
Hablas con alguien, por ejemplo (pues el tipo de borrachera que refiero no pertenece, necesariamente, al exclusivo y solitario grupo que termina, necesariamente, con la cabeza postrada sobre un buró), y te entretienes, pues el alcohol lo permite. No lo suficiente, sin embargo, para detener el pensamiento del día que mañana llegará —siempre llega—.
Entonces duele: entonces, cuando lo piensas; entonces, cuando, mañana, llega.

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