17 de marzo de 2010

A medias

Y entonces quizás lo deje. El vaso está justo a la mitad; por azar, seguramente, pero ahí está, así está, y casi siento que me mira.
Un trago más y seré cómplice de una actitud negativa —el vaso medio vacío (ya más vacío que eso)—, un trago menos y podría haber sido cómplice de una actitud positiva —el vaso medio lleno (entonces más lleno que esto, entonces menos vacío)—.
Pero las circunstancias ahora me orillan a reflexionar mientras el vaso medio a la mitad me mira y me pregunta qué haré a continuación. ¿Qué actitud he de tomar? ¿He de tomar? Al reflexionar sobre el pasado siempre queda la boca llena de "hubieras"; al hacerlo sobre el futuro, llena de "podrías". Mientras el vaso me mira, sé que si hubiera tomado podría decir cualquier cosa; pero no, no digo nada.
Otro trago, ya en el pasado, me dice que el futuro sólo me puede deparar un vaso vacío. Todavía puedo decidir si eso quiere decir algo o si sólo estoy ya (medio) borracho.




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