4 de marzo de 2023

Tres detalles

 ¿Y si paro de contar? ¿Dónde acabarían los números? Seguro antes de llegar al infinito.

La luna bajó para que le apuntáramos y se puso grande, amarilla y dispuesta. Casi como si dijera: "dispara".

Aterrizamos en algún cerro, pues las estrellas requerían un agujero de gusano que no abrió la puerta desde el pecho. Quizás después.

La referencia al amor dada por la bandera de la intensidad hubo de cambiar su lírica, sus instrumentos, sus fantasías. Convertirse en el riesgo de una apuesta segura.

A tercera vista, surgieron tres detalles que nombraré crípticamente, a modo de juego. No hablo de las cosas que "después me podrían molestar", porque, si nos teletransportamos, el tiempo al que denomina la palabra después será otro y despúes ya no será después; en todo caso, será ahora, y en un ahora continuo, nada me molesta, ni siquiera mil disculpas.

Digresiono.

Invocamos, pues, de regreso, a la luna tres veces. La primera en mis oídos de nieve. La segunda en mi vista fría para el vino. La tercera en el sabor de tu cuerpo, Sofía.

Y fue el sabor de tu cuerpo el que desencriptó el mensaje.

Luego, claro, también el sueño en un claro de luna que desapareció y volvió a aparecer en otro momento: alusión a viajes temporales, a dormir en un punto geográfico y despertar en otro.

Suponiendo que todo lo que pase entre este ahora y aquel otro ahora sea como tener los ojos cerrados e integrar un sentimiento fuerte.

Que los días de la semana entre tres y cuatro, y justo un número antes de llegar al infinito, pasen tan rápido como quedarse dormido a tu lado. Con la misma calidez, al menos.

¿Dónde apareceremos cuando volvamos a abrir los ojos para encontrarnos?


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